Darfur: Crisis y tragedia

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10-25-07, 11:00 am



Nota del Editor: Este artículo es una versión editada y abreviada de un reporte más largo emitido por el Partido Comunista Sudanés sobre la situación en Darfur. Se puede leer el texto completo en inglés en la página de internet here.

Durante toda su historia la región de Darfur ha sido caracterizada por oleadas de migración debido a los movimientos de tribus Árabes y Africanas. Estas oleadas de migración han sido una influencia significante sobre la historia de Darfur, así como sobre sus normas sociales, tradiciones y costumbres. Los migrantes llevaron consigo nuevas corrientes culturales, sociales, económicas y religiosos, y algunas de ellos causaron cambios radicales en la sociedad darfuriana. Darfur es caracterizado por una diversidad natural y climática y son varias las tribus que se asentaron en distintas áreas. Cada tribu tuvo a su propio caudillo que asumió el manejo de los asuntos de la tribu independientemente de cualquier otra autoridad. Las costumbres tribales fueron así los términos de referencia que gobernaban las relaciones entre las varias tribus en Darfur.

El área de Darfur cubre algunos 500,000 kilómetros cuadrados. Cuando Sudán alcanzó su independencia en 1956 Darfur fue gobernado al comienzo como una sola entidad administrativa que se conocía como la Provincia de Darfur. Pero luego de su toma de poder del 30 de junio de 1989 el Frente Nacional Islámico dividió a Darfur en tres Estados: Darfur del Norte, Darfur del Sur, y Darfur Occidental.

Darfur tiene grandes fronteras con Libia, Chad y la República Centroafricana. Las interacciones tribales por estas fronteras prolongadas han expuesto a Darfur a los conflictos continuos en la región. Los ganadores en estos conflictos suelen basar sus avances militares desde territorio Darfurense, mientras se retiran los perdedores a Darfur a reorganizarse para nuevos ataques. Darfur tiene que sufrir además el peso de los vaivenes de política extranjera del gobierno central hacia sus vecinos. La populación de Darfur es más o menos 6 millones, representando a un grupo diverso de alrededor de 100 tribus distintas, algunas de ellas Árabes y otros de origen africano. La palabra Darfur significa “tierra de Al Fur,” la tribu mayor africana. Aunque sean Musulmanes en su gran mayoría los Darfurianos, hablan distintos idiomas locales además del Arábigo. Debido a la naturaleza de sus problemas y su diversidad racial y cultural Darfur se ha visto como un microcosmos del mismo Continente Africano.

Darfur tiene el renombre de ser el mayor productor mundial y exportador de la goma arábica (ingrediente principal de la goma de mascar), y tiene justa fama por su ganado, pero vale la pena notar que también existen grandes yacimientos de petróleo y minerales (tales como el uranio) en Darfur.

Las Causas del Conflicto en Darfur

El conflicto en Darfur ha existido durante décadas antes de ser reconocido por los medios de información y por la comunidad internacional. El Partido Comunista Sudanés (PCS) considera que el conflicto no es más ni menos que otra manifestación de la crisis global sudanesa que comenzó con la independencia del país en 1957 y que sigue vigente hasta hoy día.

El conflicto en Darfur tiene un carácter tradicional y tribal que resulta de la dependencia de todas las tribus que dependen de cada vez más escasos recursos naturales, junto con el consumo compartido de estos recursos por nómadas y agricultores. En estos términos, el conflicto en Darfur es tan antiguo como la presencia de estas tribus y su coexistencia mutua. Queda claro que a los tribus mismos de Darfur no les falta conciencia y sabiduría como para resolver a estos conflictos. En el período desde 1950 hasta la fecha se han organizado a más de 20 conferencias tribales en Darfur, dirigidas a problemas como son los reclamos de tierras, rutas nómadas, respeto a la diversidad y una resolución pacífica a los conflictos entre tribus.

Los participantes de estas conferencias siempre han propuesto recomendaciones razonables y prácticas, pero las recomendaciones ahí quedan en papel no más, sin implementarse ni por parte de las autoridades centrales ni a nivel local. Además, bajo el régimen actual, éstas conferencias han sido transformadas en meros eventos políticos y de relaciones públicas para el consumo de los medios. Si las autoridades hubieran implementado siquiera una parte de estas recomendaciones no se hubiera deteriorado al nivel actual la situación política, social y de seguridad en Darfur.

A pesar del bloqueo casi total de los noticieros y el estrecho control sobre la información impuesto por el gobierno del Frente Nacional Islámico desde su toma del poder, siempre han habido avisos dramáticos en los medios informativos sobre los conflictos tribales en Darfur. Durante años los periódicos sudaneses han prestado cobertura a los asesinatos, la quema de aldeas y el robo de ganado y propiedad en Darfur. Pero lo que los periódicos no han podido publicar bajo el régimen actual son los más extremos y violentos entre estos crímenes, los perpetrados por las milicias pro gubernamentales. Estos ataques milicianos han cobrado un creciente número de victimas, junto con su uso de artillería altamente avanzada por parte del ejército gubernamental, violaciones en masa, etc.

La Naturaleza Verdadera del Conflicto

Ha sido muy claro desde hace mucho que el conflicto en Darfur no es simplemente entre tribus árabes y tribus Africanas. Muy al contrario, queda muy evidente que en Darfur Árabes combaten a Árabes y Zurga (un nombre de las tribus Africanas) combate a Zurga, y no hay ningún tribu ni grupo étnico que queda a salvo en esta situación peligrosa.

Aun así, se tiene que decir que los conflictos tribales en Sudán ya han ido mucho más allá de su naturaleza y sus formas tradicionales y han dejado de ser conflictos sobre recursos naturales siempre más escasos, para ser manifestaciones de las aspiraciones naturales de las tribus Darfurianas a la participación real en el poder gubernamental y su administración, en la toma de decisiones políticas y económicas, y su parte de las riquezas naturales de la región, ya que resulta innegable que las tribus de Darfur viven en una área mayor de producción de riquezas, en especial en términos de sus grandes reservas de petróleo y minerales.

A pesar de sus características geográficas especiales, el PCS ve la crisis en Darfur como una extensión de la crisis nacional más generalizada, existente en Sudán desde la época de la independencia, como resultado de las políticas extraviadas y abusivas perseguidas por los gobiernos sucesivos durante más de cinco décadas. Cada uno de estos gobiernos se ha enfocado nada más sobre su propio control del poder mientras ignoran las cuestiones centrales democráticas y constitucionales relacionadas con la construcción de un Sudán independiente.

Entre las cuestiones constitucionales más importantes son:

1) Formas de gobierno que alcanzarían un sistema justo de compartir el poder en Sudán entre los distintos componentes nacionales y tribales; formas que conducen a las prácticas políticas sanas y viables.

2) La implementación de planes para compartir la riqueza y el desarrollo económico y para poner fin a la política injusta que ha llevado consigo abandono de las zonas subdesarrolladas del Sur, del Occidente, y del Oriente del país. Tales planes tienen que dar prioridad inmediata a las áreas de conflicto étnico y social. Todo eso tiene que llevarse acabo en el contexto de un proyecto de economía científicamente planeado con fines de detener al deterioro de las áreas productoras de plusvalía de la economía, sin desgastar a la vez al centro.

3) La introducción de prácticas políticas democráticas tomando en cuenta las realidades políticas de Sudán, incluyendo la relación entre religión y estado y las cuestiones complicadas de la identidad Sudanesa.

El régimen del FNI ha tenido un papel primordial en el fomento del conflicto en Darfur y en transformarlo en una tragedia global. Este papel tiene relación directa con los planes estratégicos del FNI que buscan construir una entidad Árabe-Islámico en Darfur que extienda por toda África Occidental, en la cual Darfur serviría como una primera línea de defensa al estado Árabe-Islámico en Sudán; algo que por mucho tiempo ha sido el sueño del FNI. Las metas del régimen se pueden distinguir en sus prácticas políticas así como en sus planes de desarrollo.

Entre estas prácticas políticas son:

1) La formación arbitraria de nuevos cuerpos administrativos, sin consideración a los conflictos existentes por la tenencia de la tierra.

2) El fomento de una oposición a los cuerpos administrativos locales que se oponen a la autoridad central, y la imposición forzosa de nuevas administraciones que apoyan al gobierno central.

3) La distribución de armas, proporcionadas por los que el gobierno llama los “Muyajidín” (autoproclamados “guerre ros santos”) del sur de Sudán para ser utilizadas en los conflictos tribales.

4) La discriminación en contra de, y favoritismo a favor de, ciertas tribus en términos de procedimientos de desarme y distribución de armas. Esta situación se ha deteriorado aun más gracias a las atrocidades perpetradas por los “Walis,” o gobernadores, que han explotado a los conflictos tribales históricos para realizar ganas políticas para el partido gobernante. Esto suele realizarse concediendo una provincia o área administrativa a una tribu amistosa a costo de las demás tribus.

5) Conflictos con países vecinos y la utilización de estructuras tribales en zonas de conflicto para promover el tráfico de armas y combatientes. Un ejemplo de este proceso es la política del gobierno de solicitar el apoyo de tribus en vecinos países y, en cambio, concederles a sus integrantes nacionalidad Sudanesa.

6) La adopción de una política claramente racista por medio de la intervención directa de los dirigentes del régimen en el reclutamiento, financiamiento y armamiento de los bandidos pro gubernamentales del Yamyauíd.


Estos bandidos han perpetrado atrocidades horribles en contra de los Zurga, incluso masacres y violaciones, la quema de casas y de aldeas, y la limpieza étnica. La meta de estos crímenes es la expulsión de millones de Zurga de sus tierras muy fértiles, asi estas tierras pasen al control de la clase de grandes comerciantes que son miembros del régimen o leales a él. Todos esos crímenes han llevado a la intervención de la comunidad internacional que busca detener la maniobra de los culpables, así como la formación de un gran movimiento de solidaridad con la participación de gente alrededor del mundo. Tocante a eso, el Consejo de Seguridad de la ONU ha adoptado muchas resoluciones, incluyendo la introducción de casos al Tribunal Criminal Internacional con fines de llevar a la justicia a los líderes del Yamyauíd y a esos del gobierno responsables de cometer esos crímenes.

Desarrollo y el Conflicto de Darfur

No cabe duda que la solución más básica a los problemas de Darfur es la de revertir el atraso económico de la región. Al mismo tiempo, resulta más y más difícil engañar al pueblo de Darfur repitiendo los mismos lemas sobre programas de desarrollo sin haberlos implementado nunca de manera efectiva. El pueblo de Darfur ha sufrido el fracaso y el colapsamiento de una multitud de programas, así como la corrupción masiva en ellos. Entre estos estan el proyecto del Monte Yabal Marra, el proyecto Savanna, los proyectos de Jor Ramla y Sag Anneam, el cierre de la fábrica de cueros de Nyala, también la falta de mantenimiento a los riachuelos de agua limpia, proyecto que fue exitoso en su comienzo por el apoyo técnico y financiero del estado Alemán de Sajonia, la abolición de clínicas médicas y veterinarias móviles, el cierre de escuelas y hospitales debido a retrasos en el pago de salarios, y muchos otros fracasos. Es por eso que en este momento no hay proyectos de desarrollo en Darfur, esto junto con el colapsamiento total del sector de servicios sociales.

Vale notar que las tribus Darfurianas que poseen los derechos históricos de la tierra siempre han sido generosas en abrirlas para los proyectos de desarrollo que rinden beneficios económicos a la populación entera de la región, tanto nómadas como agricultores. Además, a pesar de las condiciones naturales adversas, Darfur todavía tiene la capacidad para sostener a toda su gente y su ganado. Desde la Revolución de Octubre de 1964 la cuestión del desarrollo ha sido de prioridad apremiante, y se han acumulado un sin número de estudios de factibilidad y asesorías. Lo que sigue hacendo falta es una voluntad política de tomar las decisiones que sean necesarias para movilizar los recursos humanos y financieros que se exigen para hacer realidad estos planes y proyectos.

El Frente Nacional Islámico creyó que podía rehacer de nuevo la tela social del pueblo de Darfur – a todos su modos de vivir y sus tradiciones culturales – según los diseños de cambio social del “Proyecto Islámico.” Pero el proyecto explotó violentamente desde adentro. Fue una explosión que claramente venía formándose desde mucho antes del golpe de estado del FNI de 1989.

La primera indicación del fracaso del Proyecto Islámico fue cuando dos parlamentarios eminentes, ambos de Darfur, renunciaron del bloque NFI durante el breve período de democracia de 1986 a 1989. La segunda indicación vino luego del golpe de estado del Frente Islámico del 30 de junio de 1989, cuando un destacado dirigente del Frente Islámico, Daoud Yahya Bolad, originario de Darfur, organizó un levantamiento armado en Darfur, pero fue capturado y ajusticiado por sus ex hermanos del Frente Islámico.

La tercera indicación fue la creciente polarización en el seno del Frente Islámico entre dos grupos tribales, los seguidores del Halcón de Quraish, el antiguo símbolo islámico de Sudán ya engalanado en su escudo nacional, y las tribus africanas que siguieron al Manifiesto del Libro Negro, elaborado al comienzo de la década de los 1990.

Luego el volcán hizo erupción total, abriendo una gran brecha en el liderazgo del Frente Islámico y dividiéndolo en Partido Congreso Nacional gobernante y Partido Congreso Popular opositor, dirigido por el Dr. Hassan al-Turabi.

Quizás la mejor evaluación y resumen de la crisis del “Proyecto Islámico” en Darfur fue ofrecido por uno de los fundadores del Frente Islámico, el Dr. Eltayeb Zein Alabdeen, cuando escribió,

La situación de la seguridad en Darfur va deteriorandose de manera continua, de mal en peor. Los actos de robo armado han ocurrido debido a la pobreza, al desempleo y a la sequía. Y luego se transformó en conflicto tribal debido a la política de bancarrota de algunos gobernadores de la región que buscaban explotar los conflictos tribales históricos con el fin de lograr ganancias políticas para el partido gobernante. La situación actual marca el comienzo de una guerra civil regional, una guerra provocada por las injusticias políticas las cuales se deben a la ausencia de proyectos de desarrollo en la región y la falta de servicios educacionales y de salud, junto con el aislamiento económico y político de los pueblos indígenas de Darfur, que no les permite tener posiciones de autoridad en su propia Patria.

La continua marginalización de Darfur desde la independencia de Sudán en 1957 y su abandono por parte de las fuerzas políticas tradicionales que han fracasado completamente en la tarea de cumplir las demandas legítimas del pueblo Darfuriano, junto con la política criminal del gobierno del Frente Islámico, marcada con la violencia y la represión extrema, son todos los factores que han animado a los jóvenes de todas las tribus en la región a organizarse y rebelarse contra la situación existente librando una resistencia armada. Su lucha es una lucha por reinvindicar los largos años de derechos negados al pueblo Darfuriano, y por una justa distribución de las riquezas y poder dentro de la estructura de un Sudán unido.